24 de abril de 2007

Del miedo...

El miedo es parte de la vida.

Desde el momento en el que nacemos ya tenemos algo que perder (la vida misma, única e irrepetible). A partir de ese miedo original -que surge varios años después, cuando somos conscientes de nuestra limitada existencia- y a partir de todas las posibilidades que tenemos (más en esta etapa de la vida en la que todavía no estamos atados a grandes responsabilidades) las variaciones y las posibilidades parecen casi infinitas.
A partir de esto una persona inteligente (pero oscura) podría pensar en todo lo que se pierde por elegir sólo un camino.
Infinitas posibilidades que caen descartadas por sólo una elección. Una elección que podría no ser la "correcta".
Y no hablo sólo del amor, hablo de todo lo que hay en la vida.

Pero esa visión te come por dentro y te pudre las tripas.

Alguien con semejante percepción de la totalidad del universo y sin el equilibro de un enfoque iluminado, puede derrumbarse mucho profundamente que alguien que jamás abrió los ojos.
Una vez te pregunté, "¿Qué preferís, ser ignorante y feliz o saberlo todo y ser infeliz?" Vos dijiste que querías ser feliz y a la vez ser consciente de todo. La única manera de lograr eso es con una mente iluminada. Y cuando hablo de iluminación no hablo de inteligencia (porque esa ya tienes de sobra) hablo de acompañar las mareas de pensamiento con un criterio distinto. Este criterio del que estoy hablando no puede ser descrito en un mail, o en un párrafo escrito. De todas formas no hace falta que te lo explique, porque ya me conocés y sabés de qué hablo. Pero tenés miedo. Tenés miedo de desilusionarte ante eventos "malos" no esperados o ante las decisiones "incorrectas".

Bueno, cuando lo comprendas completamente, vas a descubrir que no existen cosas "malas" o decisiones "incorrectas". Todas son oportunidades que abren las ramas del futuro. Cada paso que das no puede ser desecho, y cada paso que das es importantísimo en sí mismo. Los errores son tan importante como los aciertos, porque son resultados de aquellos que arriesgan y se juegan por lo que sienten mientras están acá.

Podés estudiar una carrera durante muchos años, y tal vez en el futuro no trabajes de lo que estudiaste. Pero te aseguro que todo lo que aprendiste te va a servir hasta el día que te mueras. Incluso hoy, que estás cursando varias materias, no podés asegurar que te vas a recibir. Podrías empezar a tener pesadillas en las cuales te ves obligada a abandonar la carrera o a cambiarte por otra. Acaso te vas a lamentar de haber estudiado todos estos años? Te vas a arrepentir? No. Cada cosa que aprendés te eleva y amplia tu visión de mundo y las personas. Esa visión en sí misma es lo que te puede salvar de hundirte en la ignorancia o en la desesperación. Tenés que usar tus conocimientos para levantarte aún más, y mirar el cielo por encima de las nubes de tormenta.

Y, al final, cuando estés del otro lado, te vas a dar cuenta que no hay nubes ni tormenta, sólo son tus ojos los que se nublan con los miedos que brotan desde la mente lógica y calculadora, que sufre por tener que elegir entre las infinitas posibilidades. Que sufre y se relame un dolor potencial de potenciales resultados de decisiones supuestamente erróneas.


Y yo sigo acá, sonriendo y amándote.