28 de marzo de 2008

Del Campo...

Este asunto me tiene algo así como confundido. Pero leí la entrada de un blog amigo y me impulsó a hablar del asunto.

En primer lugar...
¿Qué es el Campo?
  • Def: (unitario y partitivo) m.
  • Parte de la superficie terrestre no ocupada por casas:
  • Parte de esa superficie en que se desarrolla la agricultura
  • En ese concepto se incluyen también a veces los pueblos agrícolas
  • Esa superficie con las plantas cultivadas en ella
  • Se emplea también en contraposición a *montaña y a *monte o terreno inculto.
  • Trozo de tierra cultivable.

En segundo lugar -y esta es más difícil-
¿Quién es el Campo?

¿Los peones que trabajan de sol a sol y que viven en el campo o los adinerados terratenientes de Barrio Norte?

Tercero,
¿Qué pasa con el Campo?


A ver si entiendo: el gobierno subió los impuestos de las exportaciones -porque en el mundo subió el precio de los alimentos y, jeloo superpoblación, no va a parar de subir nunca- para que los productores agrarios no exporten tanto para afuera, de manera que haya más oferta y los precios se mantengan bajos dentro del país.

Obviamente, esto no les gustó a los terratenientes de Barrio Norte (a nadie le gustaría que le caguen el negocio), y se lanzaron a las calles a "luchar por El Campo" (fah, son los verdaderos héroes capitalistas)

Lo que sucedió a continuación fue el apoyo de los "Medios de Comunicación" -alias la conciencia del Pueblo/La Gente/La Gilada- lo que expandió la fuerza de la protesta a otros sectores de la población (que tampoco tienen nada que ver con el campo). Se cortaron rutas, se hicieron piquetes, y El Campo está en paro.

El Campo está de paro.

Nada de brisa, ni amaneceres, ni abejas. Las vacas no mujen ni pastan, los cerdos no cochinan, los patos no graznan y los
bueyes no empujan. Los quinchos ya no te salvan del sol y el asado no se deja cocinar. Los pollitos no salen de los huevos, los huevos no salen de las gallinas, los tractores no salen de los galpones, los silos no dan asilo, en fin, el Campo está de Paro.

Perdón, pero no me preocupa en lo más mínimo, en la ciudad tenemos comida de sobra.




20 de marzo de 2008

Del Arte



Sin libertad, no hay arte.
El arte vive sólo de las
restricciones que se impone 
a sí misma,
y muere por todas las demás.


- Albert Camus

14 de marzo de 2008

Mente bífida

HAY DÍAS QUE NO PUEDO MIRAR PARA ARRIBA

NO PUEDO DESPEGAR LA VISTA DE LAS BALDOSAS

NO HAY FORMA

NO-HAY-FORMA

LOS PÁRPADOS PESAN

Y NO ESCUCHAN RAZONES....

Me

HACEN / niego

MIRAR / rotundamente

PARA / a

ABAJO / caer

Y ME / en

ARRASTRAN / mi

AL / propio

ABIsmo

6 de marzo de 2008

Mirando a través del túnel del tiempo





No tengo horario de entrada a la oficina. Es uno de esos valores agregados que todavía logran darme algo de satisfacción con mi empleo.

Esta libertad horaria me permitió conocer los distintos niveles de hacinamiento y tortura de la línea B de subterráneos de Buenos Aires, conocimiento a partir del cual desarrollé la siguiente conclusión:
"Viajar después de las 8 a.m. equivale a agarrar todo el buen humor que uno puede llegar a tener a la mañana, meterlo en una lata, aplastarla, tirarla al inodoro de un baño público (mal cerrada) y luego desintegrarlo todo con una pequeña detonación nuclear."

Sé que este paralelismo no es totalmente eficaz, dado que no hace mención al sudor ni a los empujones, pero creo que sirve para dar una idea general del asunto.

Como decía, siempre intento viajar ANTES de la hora mencionada (hora "D" u hora de la Muerte Asfixiante, como quieran llamarla), con un gran porcentaje de éxito, debo decir.

Lamentablemente hoy me quedé dormido, o mejor dicho, alguna parte de mi cerebro (probablemente el lóbulo más irresponsable) fue lo suficientemente inteligente como para apagar el despertador de manera definitiva (bye bye znooze!).

Ergo, me encontré mirando los números rojos del reloj digital de la estación a las 8:33 a.m.. Dejé pasar dos subtes, o mejor dichos, permití que se detengan y continúen su camino a dos orgías de setecientas personas (cada una) comprimidas en largos chorizos de metal, vidrio y motores japoneses. Durante la partida del segundo subte, mi humor empezó a contemplar seriamente la idea de meterse en una lata...

Lo que hago en estas catastróficas situación es ir en dirección contraria, hasta la otra terminal (3 estaciones), y viajo sentado, leyendo, escribiendo, o simplemente mirando toda clase de pliegues de ropa y/o carne por el módico costo de quince minutos de vida.
" ¡Eso voy a hacer! " pensé, y también pensé " ¿Por qué no fui directamente a la estación de enfrente? ... la puta madre, la ... etc., etc. " . La estación Dorrego no permite cambiar de dirección, para ir al otro andén es necesario llevar a cabo las siguientes tareas: caminar hasta salir del anden, subir las escaleras, cruzar la avenida, bajar las escaleras y pagar noventa centavos (por segunda vez).

Estaba ubicado en uno de los extremos de la estación (técnica recomendada por el manual "Aprenda a viajar en subte en 24 hs, sin morir en el intento") y otra idea llegó a mi centro neurálgico. Caminé hasta uno de los extremos de la estación. Contemple la escalerita que baja al túnel mientras recordaba lo que hacía, a veces, cuando era un estúpido escolar (ahora puedo decirlo con total seguridad, ya que soy un estúpido empleado hace muchos años). Lo que hacía - más por diversión que por necesidad- era bajar a las vías y cruzar al otro andén, mirando que no venga ningún subte y teniendo cuidado de no pisar el tercer riel (alias "el fierrito que te frita").

Para aquellos que no conocen la línea B de la ciudad de Buenos Aires, les comento que es algo así como un túnel de diez kilómetros, en el cual gotean toda clases de substancias (que nadie quiere volver a ver), y por el cual pasan esporádicamente unos aparatos japoneses que probablemente fueron diseñados, en un primer momento, para el transporte de ganado o para formar el brazo de algún robot gigante.

El problema surgió cuando me acerqué al final del andén. Algo era distinto. Había una especie de campo de fuerza que pedía amablemente que me diera vuelta y no lo haga. En una primera instancia, pensé que este misterioso campo de energía podría denominarse como "Un terrible cagazo", lo cual me dejó pensando. " ¿Acaso soy más miedoso que antes? ¿O antes realmente era un terrible pelotudo? "

Entonces, mi mente -probablemente el lóbulo más consevador, que nada tenía que ver con el apagado del despertador- me explicó amablemente que no era un cagón, que simplemente me había vuelto más criterioso con el paso de los años.
Después de todo -me dijo-, subir y cruzar la calle no es un plan muy agotador y, además, no pone en peligro nuestra existencia.

En fin... el lóbulo me terminó convenciendo. Viajé sentado, leyendo, muy tranquilo y muy final feliz (si se le puede decir feliz ir a trabajar, claro).


Versión corregida.

3 de marzo de 2008

Ojos que no alcanzan

"La literatura es un espacio compartido
en el que todos leen y algunos, además, escriben"

"Carta para Daniela", Autora: Daniela (taller de la L)


Esta es tan sólo la punta de un gigantesco -y cálido- iceberg que se hunde más allá de los límites de la escritura.

Hay tantas cosas hermosas en el mundo,
tantas cosas que nos perdemos,
que no llegamos a ver...
¿Será la vida, la que no alcanza?