29 de mayo de 2008

A través del portero eléctrico





Pensé en vos como mujer como hija como madre
pensé en vos como bailarina como cantante como estrella
pensé en vos como ama de casa como enfermera como dueña
pensé en vos hasta que me quedé dormido...
soñé con vos y con el mar con la playa
soñé con vos y con tus mañas y con el agua fría del lago
soñé con vos con tus gestos tus fragancias tus ruidos
soñé con vos tus manos tu boca tus labios
soñé con vos hasta que me desperté
me hice un té como a vos te gusta,
salí de casa,
y me vine para acá,
abrime.




23 de mayo de 2008

Esperando entre estaciones



Estoy esperando un cambio

una sacudida
un pedazo de turbulencia divina
que me arranque la carne.

Estoy esperando sentado
que las cosas sucedan
por sí solas
y, además, que me sorprendan,
soy primerizo en la pasividad
(he luchado, pero ya no)
mi voluntad estirada
en varias direcciones
en varias personas
no puede apoyar la palanca
en un lugar lo bastante sólido.

Estoy esperando
que me caiga en la cabeza
esa magnapiedra
super condensada
con gravedad propia
que me permita
hacer palanca
despegarme
irme
des membrarme
de rre tirme
vo la ti li zar me
eva po rar m e
vo l a r m e
d i f u m i n a r m e
e x t r a e r m e
de esta realidad.


15 de mayo de 2008

Tríptico de Tierra (3 de 3)




Abro la tierra me acuerdo como si fuera ayer cuando lo bajaron acá mismo había barro –igual que ahora- pero esa vez el barro estaba salado de lágrimas abro la tierra lágrimas que me guardo desde aquel día –no tengo derecho a llorar- no van a tardar en venir saben donde buscarme -y sé que me están buscando- me van a encerrar otra vez no quiero más paredes no quiero más rejas no quiero más pastillas no quiero más gente que trate de convencerme de que estoy equivocado abro la tierra demasiado tiempo dormido para una vida ¡dos vidas! pastillas van a tener que tomar ellos y sobre todo vos mamá que no me creíste ¡abro la tierra! era chico pero no tanto pudiste haberte fijado llamado a un médico algo porque yo estaba seguro de lo que vi ese día pero no me creíste ¿o preferiste no creerme? y después te casaste otra vez ¡abro la tierra! tres meses nomás tres meses mamá ¿te parece bien? treinta años mamá ¿sos feliz ahora? espero que sí espero que estés en la torre más alta de tu castillo de naipes ¡abro la tierra! porque esta vez no vas a poder plantar un muro de tíos y abuelos consoladores entre mis ojos y papá –ya rompí todos los muros que había entre nosotros- ¡abro la tierra! papá hice lo que pude perdoname perdoname ¡abro la tierra! a mí no me creyó pero a vos te va a creer –no le va a quedar otra ya vas a ver- yo sé que vos estabas vivo lo sentí en la carne ¡abro la tierra! en los huesos en los sueños pero me encerraron papá ¡abro la tierra! me hablaron de un duelo no superado me empastillaron papá abro la tierra ya escucho la sirena papá pero no importa sé que me dejaste una señal ¡abro la tierra! le vamos a demostrar lo equivocada que estaba ¡abro la tierra! que yo tenía razón ¡abro tierra! que estabas vivo ¡abro tierra! ¡abro tierra! tiro la pala abro el ataúd ya vienen papá –los escucho correr- las linternas se agitan en las copas de los árboles te veo papá tenés la cara hundida y abierta ¡te extrañé tanto papá! están encima mío me quieren sacar pero descubro los surcos que me dejaste en la madera ¡sabías que iba a venir! te quiero papá te quiero ahora puedo llorar.



9 de mayo de 2008

Triptico de Tierra (2 de 3)




La media –cosida y vuelta a coser– se resiste a mostrar los dedos del pie ¡clic! el agujero del zapato no es grande y las correas de tela endurecida lo siguen aprentando ¡clic! la botamanga del pantalón se apoya sobre el empeine que termina en zapato redondo y tapa el secreto del nudo doble para evitar accidentes ¡clic! el pantalón está sucio –casi tanto– como el cuero del zapato ¡clic! el polvo se aloja como un recuerdo en cada centímetro cuadrado de lona ¡clic! el cinturón que entra y sale de la hebilla que sostiene los pantalones ¡clic! es de metal –un material tosco pero resistente que cumple hasta el final– el cinto apresa la camisa contra el cuerpo ¡clic! la tela –celeste– se arruga bajo la presión ¡clic! hilos para afuera –como mechones desgarrados– dejan ver la falta de botones fundamentales ¡clic! el cuello doblado y sucio de hollín y cebo y materias orgánicas ¡clic! de la nariz todavía fluyen dos trazas oscuras que se desbordan de la cara y manchan la camisa con un tinte negro que se torna rojo ¡clic! sangre ¡clic! cuando los flashes de las cámaras de los periodistas golpean el cuerpo del minero extraído luego del derrumbe.



2 de mayo de 2008

Triptico de Tierra (1 de 3)


Suspiro tierra, no me puedo mover –aunque sí pensar- quedo escuchante del tiempo ausente y suspiro tierra –las cosas no pasan- no hay tiempo más allá de mi pulso –que se va, que se va- no sé bien a dónde pero se va y no creo que vuelva suspiro tierra me duelen los ojos hay algo en el aire los hace llorar –no sé que es- no sé por qué lloro si ya está suspiro tierra no puedo levantar los brazos porque la madera no es muy alta no me queda ángulo –pensar que yo estaba orgulloso de mis brazos- pero ahora ya no sirven para nada no pueden evitar que siga tragando ese olor que se gotea por las grietas del ataúd –que me ata- suspiro tierra jamás pensé que me iba a morir en una posición tan incómoda –no es mi muerte planeada- yo quería ir consciente hacia ella –con una larga cola de novia blanca de experiencias que me respalde- y cuando me la encontrara –a la muerte- le tomaría la mano –blanca de huesos- y le diría "llevame tomame has de mi lo que quieras pues yo ya he vivido y no quiero seguir ocupando asientos en las mesas" entonces la muerte me miraría y sonreiría -siempre está de calavera- le brillarían las cuenquecitas de azul y me guiñaría un ojo imaginario y volaríamos a través de las paredes del hospital suspiro tierra hasta llegar a la sala de partos en donde me señalaría con el dedo hueso a la mujer que transpiraría a ser madre me metería en la unión de sus piernas para volver a jugar –así la imaginaba- una falsa muerte suspiro tierra de final cíclico no despegativo bien metafísico y optimista es que nunca pensé en un ataúd mal cerrado en un suelo húmedo y en esta postura que me está matando la espalda suspiro tierra, estornudo y me lleno la frente de astillas que arden y queman como mis pulmones.