La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo.
Galileo Galilei (1564-1642) Físico y astrónomo italiano.
A menudo los aspectos negativos y autodestructivos de nuestra personalidad se encuentran directamente relacionados con los aprendizajes emocionales de nuestras vidas.
Estas actitudes, a veces inconscientes, generan conflictos y desgastes tanto en las relaciones internas (mente-cuerpo) como de las relaciones con las personas que nos rodean afectivamente.
Internamente, estos problemas facilitan la generación de patologías y enfermedades a largo plazo. Externamente, pueden erosionar las relaciones y propagar -como una enfermedad contagiosa- conflictos en otras personas.
El primer paso para detener este problema es reconocer, desde la mente lógica, los Problemas Fundamentales que aún no han sido resueltos. Una vez descubiertos, es muy simple encontrar y cortar las raíces que alimentan los desequilibrios y conflictos internos, disolviéndolos.
El segundo paso consiste en alimentar y cuidar las nuevas corrientes de pensamiento que comenzarán a fluir una vez que las raíces hayan sido cortadas. Este flujo de pensamiento brotará por sí mismo una vez que se hayan disuelto los conflictos internos. Este cambio no es inmediato. Los pensamientos y actitudes cambiarán gradualmente y es necesario mantenerse consciente de que la perfección es un camino infinito.
El tercer paso consiste en resistir los ataques continuos producidos por el desequilibrio de otras personas. Pero resistir los ataques no significa aislarse. Es necesario tener cuidado con la tendencia al aislamiento, tanto al alejamiento físico como al alejamiento sentimental (generado por la arrogancia). Caer en el orgullo genera desprecio por los demás y toda una nueva gama de desequilibrios más profundos.
(Ampliaremos!)