22 de abril de 2007

Delirao

Hoy tengo flautulencias. Pero eso no es lo que quiero decir. Quiero decir, las tengo por un motivo que voy a comentar, pero ese motivo tampoco es lo que quiero decir.

Este fin de semana vi muchas películas -muchas son 4 películas + 5 capítulos de series de TV que adoro- y he llegado al domingar una deducción -en el momento en el que fui a comer a la casa de mi abuela, persona amable y venerable, última representante de su generación en nuestra familia- deducción, decía, deducción del deducir, pensar o descubrir que -incluso a mí, soñador de sueños mojados y paracaidísticas- yo también puedo quedar atrapado/enredado/envuelto en una serie de acontecimientos ficticios predecibles devoradores de mi tiempo establecido como TiempoLibre: tiempo en el cual hago lo que quiero/puedo sin tener que cumplir con las obligaciones contractuales.

Esta serie de acontecimientos me han dejado un embotamiento digno de horas extras. Pero aún así, los ravioles de verdura -y hablo de verdura porque los canelones fueron cancelados debido a la falta de ricota- fueron los responsables de purificarme. Me llevaron de paseo -a través de su delicado sabor a verdura- a la misma habitación/mente en/con la cual comí tantas veces los mismos ravioles. Me devolvieron al oh, placer de novicio. Del No-Responsable, niño mochila que yo he sido.

Viaje con tuco que me ha devuelto a mi condición original. A mi primera huella. Por lo tanto me siento en la obligación de agradecer públicamente a la última sobreviviente de la generación MescapodelaGuerraChauu de mi sangre de haber hecho posible que viaje en el tiempo a través de sus ravioles de verdura -que no fueron canelones de ricota por la escasés de lácteos-.

Que la paz y los lácteos se derramen sobre todos ustedes.

Y que así sea.

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